Siento una angustia que se mueve y que muerde mi estómago. Es como si lo arañara mientras canta cric cric. Y luego dice cric de nuevo y ahí es cuando siento que crece un poquito más. No sé por qué está aquí.
Me gustaría que se fuera para otro sitio. No sé bien a dónde. Pero en mi estómago me fastidia. Ahí está de nuevo, muerde, araña, cric cric cric. Y no me deja dormir. Está aquí dentro hace ya casi dos horas. Empezó pequeñita, casi ni la sentía, pero se delató con un ligero movimiento desde debajo de mi estómago hacia arriba cuando abrí la ventana. Luego comí un plato de papas fritas y creo que ella se alimentó también, porque luego de eso oí el primer cric. Tengo calor, las sábanas de mi cama están en el suelo, el ventilador no funciona, la ventana está abierta y no entra aire pero desde afuera, a secas, viene el ruido de una alarma que suena como todas las demás alarmas de todos los autos del mundo. Cada vez que eso sucede van a la ventana todas las cabezas de mis vecinos, y al mismo tiempo todas menos una respira tranquila al ver que no es su auto el que corre peligro. La cabeza que queda, aprieta el botón que desactiva la alarma, y luego vuelve a la cama pero no duerme más porque la angustia de perder el auto ya lo invadió. Yo no tengo auto porque no me gustan las angustias. Por eso no entiendo de dónde salió ésta que tengo aquí. Creo que ha crecido un poco más pero todavía le queda grande mi estómago. ¿La habré agarrado en la oficina? ¿En el taxi? De repente alguien la dejó por ahí, y cuando estuve cerca se metió sin que me diera cuenta. Pero no la quiero. Si no es mía no la quiero. Pero ¿cómo se lo hago entender?. De repente si se lo pido. ¿Puedes irte por favor?
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. No la siento. Seis, siete, ocho, no se mueve. De repente me escuchó. Diez.
- Cric.
Sigue ahí. ¿Y si es mía? La alarma sigue sonando. Parece que alguien decidió que quiere una angustia menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario