Me dijo que las palabras me asustan. Que tengo que amistarme con ellas: Novio, enamorado, pareja.
Yo tiemblo y pataleo y ella dice que basta. Que por temor a la palabra pierdo de vista el concepto y entonces saco el asunto de mi vida y más o menos que, dice ella, me ando perdiendo de cosas buenas.
Novio: hombre que está obligado a hacer lo que yo quiero. Siempre.
Enamorado: chico de 15 años que hace más o menos de todo para tener sexo únicamente.
Pareja: situación agobiante y alterante en la que dos personas están encerradas para siempre en un cuarto blanco de dos por dos metros.
Eso es lo que pienso de cada una de esas palabras.
Lo que yo imagino cuando ella me pregunta qué quiero de una relación es un jardín gigante, con playa al final. Un avión al norte, un auto al sur. Caballos al este y al oeste unas buenas zapatillas para salir corriendo por si todo eso no ha sido suficiente.
No me parece tan descabellado. Mientras tanto ella dice que me va curar. Vamos a ver quién gana.
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