Hicimos un bulto con eso, lo metimos en una bolsa con nudo y allá se fue. Pudimos haberlo tirado al mar pero decidimos que se fuera pa la tierra.
Está enterrado debajo de un montón de hojas húmedas polvorientas. Pegajosas. Está todo bien despedido y a punto de ser recordado como pasado.
Se dijo una pequeña bendición, eso sí.
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