domingo, 23 de septiembre de 2007

mi casa nueva


Una casa con mucho espacio para el sol. Un pasadizo lleno de reflejos amarillos que aparecen y desaparecen al ritmo de las nubes que arriba se pasean sin saber que en mi casa ocasionan un sol - no sol- sol - no sol - sol - no sol. Sol.
¿Me lo dejan ahí un momento? Me quiero iluminar.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

descubrí

Recién descubrí que me encanta comer brócoli y que no me gustan los espárragos.
Descubrí que puedo comer apio sin salsa de queso azul si cierro los ojos y sólo lo escucho crujir.
Que la palta argentina no es tan menos rica que la peruana.
Que el limón gigante es ácido si me lo propongo
Que puedo vivir sin mayonesa.

Descubrí que me gusta que me digas que me quieres
Todos los días

Descubrí que a ti no te gusta decirme que me quieres. Menos aún varios días seguidos.

Descubrí una gran pena en la cocina.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

balcón

se me cumplió el deseo del balcón.

y ahora ¿vas a subir a buscarme?

sábado, 8 de septiembre de 2007

un monstruo

Viví en una cueva con un monstruo verdadero. Sucede que con los monstruos nunca sabes qué tan monstruo puede ser, hasta que llega el día en que te enteras. Y decides irte.

De un monstruo verdadero no se huye tan fácilmente. Hay que hacer planes. Silenciosos. Tramar huidas secretas, llamar a los amigos, pedir ayuda, esperar por ella, siempre con una sonrisa porque a los monstruos no les gusta saber que no los quieres. Detestan la idea de pensar que los dejarás solos, sin nadie con quien ser terrible. Sin presa, solos con su espejo, los monstruos se vuelven locos.

Yo no sabía lo que ahora sé y le dije a mi monstruo que me iba, que lo dejaba. Pero hablé con demasiada anticipación. Pretendí vivir con el monstruo en mi pedazo de paz conquistada con esfuerzo de puertas cerradas. Con movimientos calculados de entradas y salidas elaboradas. Evadir al monstruo hasta que llegara el gran día de la libertad. Y me equivoqué. Porque fue entonces que empezó mi pequeña gran pesadilla con este ser retorcido en esta cueva oscura en medio de la ciudad del cielo azul.

Desquicio, confusión, manipulación, reclamos, incluso llantos, son sus armas. ¿Alguna vez viste a un monstruo llorar? El gran peligro de estos seres no es que te asusten, o que pretendan hacerte daño con algo. El verdadero peligro es que intentan volverte monstruo también. Yo casi fui el segundo monstruo en esa cueva. El monstruo gris, de la tristeza, del fastidio, del hartazgo. En esa cueva sin luz, estuve por desaparecer.

Desde mi nuevo rincón soleado hablo ahora de este monstruo con flequillo.
Y será la última vez que sea mencionado.
No está bueno hablar mucho de monstruos. Es mejor olvidarlos. Y eso haré. Dejarlo en sus tierras lejanas, esperando que se mantenga ahí, sin acordarse de mí.

domingo, 2 de septiembre de 2007

de vuelta devuelta

Volví a mi casa nueva,
de la que ando más cerca me alejo
Mis casas me rebotan
Me botan
Me corren
Ocho camas que no eran mías

de vuelta al frío

Bajo cierta luz soy un lagarto.
Mi piel ya no es la misma.

¿Viste las grietas en tus manos hoy?

Pero viste mis venas esta mañana.

Viste mis venas por debajo de lo que tengo por piel
Manos, brazos, cara, pecho, lánguidos
Pálidos
Invernales
Escondidos
Fríos
Alejados

Blanco y azul
Es el color de un invierno lejos

Guardada
Aguardando

Transparente
Translúcida
Sin querer.

(¿imaginaste un mostruo?)