martes, 22 de abril de 2008
'bout leaving
jueves, 17 de abril de 2008
Primer día de las clases de guitarra. Mónica en el photoshop.
Es que me lo imagino y me da nauseas!
Le dijo su tía.
A ella, en cambio, le apetecía tanto...
*
Que me diera un golpe más en la cabeza
Para que escapen los duendes por la orejas
Que no se hable más del asunto por un buen tiempo
Silencio
Que salgan corriendo, en orden, pensando en volver
Pero que hagan campo, se abra el espacio
Porque llegan nuevos y tienen que crecer
- ¿Qué dices? ¿Que quieres tener duendes en la cabeza?
- No quiero, los tengo. Viven ahí dentro hace años. Algunos días me dicen cosas
- ¿Qué dicen?
- Hoy me llamo Clementina y anoche, mientras dormía, jugaba en un barco en altamar.
*
El ritmo no terminaba de fluir.
miércoles, 16 de abril de 2008
12:31
No decirle nada
Para que no se asuste
No decirle que todo va bien
No
No contarle del partido
Que ganamos
Tampoco
No decirle que el trabajo mejora
Que las cosas salen mejor de lo planeado
Las futuras compras
Ni un plan
No decirle
Que se asusta
No decirle tampoco algún halago
No decirlo
No resolverle algún problema
No quiero que sus ojitos chinos se redondeen
Que luego no me diga nada
Que voltee su carro para otro lado
Y que se vaya de frente.
No se puede entonces pensar como antes
No sucede
Leo poemas de amor antiguo
De gente que corre por el pasto y rueda para siempre bajo el sol
No me suena
Todo es tan distinto a lo que no conozco que me duele el cambio
Mi inconciente colectivo va muriendo de ese lado.
Todo es tan variable que es el cambio mismo lo que es
Donde está
Esa pequeña luz que se mete en los ojos
Y que te cambia la cara
De un lado a otro la sonrisa
Que se guarda y aparece
Como un parpadeo
Eterno hasta que acaba.
*
Y ella
Ella es buena, como se dice
Pero más
Es reconfortante
Como una sopita caliente llevada a la cama cuando tienes gripe
Así es ella.
domingo, 13 de abril de 2008
domingo sin verano
Fe me falta.
En algo que me sostenga.
Como cuando me paraba sobre los pies de mi papá y caminaba a grandes inmensos pasos sobre el jardín muy verde.
Mis zapatos sobre sus zapatos.
Una fe como esa.
Fe en una pelea
Fe en el color azul
Fe en la sonrisa de mi perro
Fe en el almuerzo servido cinco minutos tarde.
Junto mis manos esta noche
Y le digo
Que no es que no crea
Que no es que lo ignore
Sé que está ahí, lo sabe
Vivo sabiendo
Pero una fe como la que quiero tener
Es que la sueño cada noche!
*
Me siento enfermar
Lejanamente la nausea
Una línea gris se metió por mi oído
Mi retina replicó la imagen una y otra vez
La neblina vino a buscarme
En la mañana
Con un pedacito de tamal
Y pan caliente para el desayuno.
**
Se puso a ver las fotos de cuando su hijo era muy chiquito. Él, una inocencia gigante en ese cuerpo tan pequeño, guardada detrás de unos ojos que le dolían, detrás el miedo y la persecución de los sueños que no le pertenecían. El niño parado, solo, frente a su pesadilla. Solo, con los puños levantados, la respiración leve, el corazón remeciéndolo. Y ella. Lo mira. Sin voz. Y lo veía todo de tan cerca que casi sangraba de dolor. Sus propias manos hubieran golpeado por él, hubiera corrido con el niño en brazos y lo hubiera llevado a dormir. Pero ella no era dueña de nada, ni de sus propios pies. De repente era por eso que lloraba sobre las fotos.
viernes, 11 de abril de 2008
por una canción
Hello
Is there anybody in there?
Just nod if you can hear me.
Is there anyone home?
Me parece que no estás entendiendo la música
Te parece algo lejana de repente
No sabes de dónde viene
A dónde no va
Es un ruido en tu cabeza
Tu boca se quedó a medio camino de una sonrisa
Y no dices nada
No te mueves
Te acomodas el pelo
No te dice nada.
Dibujas una línea en el suelo con tus allstars limpias
Muy limpias
La línea no se ve pero la veo
Empezó cuando te pregunté por mañana
Terminó con tus ojos cerrados
Una gota de lluvia sobre tu nariz
Tu boca empañada
El pelo enredado
Te miro y no entiendo
De qué lado de la raya estoy ahora.
peces
Oí sobre un lenguado echado debajo de todo el mar
una vida aletargada escondido deformado
una estrategia de días y noches completos
embarrado encubierto silencioso
para tener un día más luego de éste
en este momento
echado bajo el mar.
Vi sobre un salmón
y una salmona
y sobre su pasión por crear vida antes de dejar la suya
los vi evadir osos y corrientes
valientes
los vi encontrarse juntarse casi casi enamorarse
los vi morir por partes aún aleteando
mirándose a los ojos en el momento exacto de la fecundación que los rodeaba
respirar una última vez
agua por dentro y por fuera
y al final secos
secos y solos flotando bajo el sol
battles
martes, 8 de abril de 2008
agua de río
Tomó dos pastillas de golpe con un poco de asco por estar tomando el agua directamente del caño del baño. Recordó, con las pastillas sobre su lengua, que la noche anterior alguien le había comentado acerca del peligro de tomar agua de río en la selva, básicamente porque, y así le dijeron, el río no tiene desagüe. O viene a serlo, en todo caso. Y entonces al abrir el caño y llenar su mano con esa agua que venía de sabe dios dónde, la idea de que aquella probablemente tuviera elementos desechados de algunos cuerpos que en ese momento aparecieron como inmundos, le retorció la imaginación. Sin tomarse más tiempo, llevó la mano a la boca y tomó un poco para tragar las pastillas que le quitarían el dolor de cabeza que estaba acabando con su ojo izquierdo. Abrió la boca y absorbió el agua, al hacerlo la sensación de tener en la boca pedacitos de caca pura detuvo el acto de tragar casi en seco, el asco que ya sentía en su cuerpo hizo que su garganta se cerrara y que esas dos pastillas, que de pronto se convirtieron en un par de gigantes obesos blancos desnudos y redondos, se juntaran justo antes de pasar por su tráquea y permanecieran ahí. Se miró al espejo, el aire no transitaba.
Había perdido la cuenta de los días que llevaba despertándose en medio de la noche con ganas de que amanezca, de las noches que alargaba para no tener que llegar a la cama. Un libro de historietas dejado en el suelo le recordaron la inocencia que estaba empezando a reconocer como suya. Las ojeras que llevaba esa noche le hablaron de los días que estaban llegando cargados de eventos inusuales, de miedo, de ganas de ponerse encima el casco y andar a toda velocidad, revolcarse en lo desconocido. Metió sus manos, frías de pánico bajo el agua que seguía corriendo asquerosa ante sus ojos, las llenó y sintiendo que cargaba la mugre y la miseria de la ciudad entera con sus dedos juntos, abrió la boca y bebió. Tragó el agua con desesperación hasta sentir el desatoro en su garganta, la libertad, el hilo de aire, pero la idea… y entonces su estómago se negó, lo rechazó todo sin darle tiempo a respirar, y abriendo la boca nuevamente vomitó como nunca una catarata de pastillas y agua, se formó en el aire un río vertido desde su boca hacia el suelo y el lavabo, sus ojos se inyectaron, el ojo izquierdo gritó con voz de alerta, sus manos temblaban y el agua seguía corriendo, desde el mismo fondo de su cuerpo, toda la inmundicia imposible ahora salía de su boca y pensaba, mientras tanto, que no podría abrirla nunca más. Su boca ya no era suya, era ahora la cloaca de la ciudad.
Su cuerpo se estrujó completo, sintió un hincón en el lado izquierdo de su tórax y un mareo leve. El olor de ácido y bilis se le impregnó en la ropa, gotas colgaban de su pelo y al seguir una en su recorrido hacia el suelo notó que también sus zapatos, el suelo, el libro de historietas. Escupió con rabia, ese sabor en su boca era indignante. Tomó un frasco de enjuague bucal y como una lavandería frenética se enjuagó una y otra vez, escupiendo con fuerza y luego cansándose, un chorro azul tras otro.
Al terminar el frasco completo se secó la boca y la cara con una toalla. Se quitó la camisa, con ella se limpió los zapatos y recogió la historieta manchada. Las botó ambas al tacho mientras juraba que nunca jamás iría a la selva.
domingo, 6 de abril de 2008
sábado, 5 de abril de 2008
algo de absurdo
viernes, 4 de abril de 2008
nochenochenoche
Era oscura esa noche. Afuera las estrellas ya querían apagarse. *
El cuadro está inclinado desde que volví. Su sonrisa está de lado, y el tiempo pasado de esa foto siempre habla de costado. *
Tenía todavía que cansarme un poco más. esto de no tener auto y tener que aprovechar las jaladas de buena onda para evitar la estresadera de los taxis de noche, me deja con ganas a veces. *
Por dentro las luces de las trece lámparas que prendía cada día impar, iluminaban las trece mariposas dibujadas en las paredes. Sentada sobre la alfombra se sirvió una copa de pisco y empezó a dibujar una nueva mariposa, esta vez sobre la mesa. Al terminar, prendería una vela para iluminar su nueva obra. Es que quería cambiar un poco. *
Quería escribir a oscuras, pero se me hizo un poco difícil. *
De pronto pensó que era muy sólido todo. Que no tenía por dónde meterse. *
Todo esto está medio azul medio gris. Con un rayo amarillo atravesado. Y en ese rayo, mirando profundo, se ve algo de celeste señalando lo que viene. *
Si quiero llegar hasta allá entonces tengo que pasar por acá. Y acá… acá todo es diferente. *
Todo parece acercarse entre sí. *
El verano empieza a despegarse de mí.*
one drop
miércoles, 2 de abril de 2008
8
que te mantengas siendo tú siempre y que yo haga exactamente lo mismo. *
Una letra tras otra letra y una más y luego otra otra otra otra más. Puedo pegarlas porque se siguen a sí mismas, es como si se llamaran, si la a llamara a la ese a la e a la ene a la te y entonces asent y ahí podría completar con una i y decir que asentí, que acepté, que dije sí sin saber por qué. *
Se incendia el perro y entonces corres detrás de su cola que humea por entre la arena a secar el fuego a liberarte de lo que quema. *
martes, 1 de abril de 2008
Último día de marzo.
El señor que cortaba las hojas secas de las palmeras estaba arriba, en la palmera. La última palmera, dijo el señor que trabajaba con el señor que estaba allá arriba. Él era el encargado del suelo y respondía a todas las preguntas con una sonrisa y un poco sonrojado.
La mujer que cargaba al bebito, que se acercó con él para acompañarme a mirar el ciempiés que caminaba cien veces por vez sobre el jardín, está segura que ahora que Matías está a su cargo, él va empezar a caminar pronto. Es que parece que ya le toca. Y parece que Matías también andaba queriendo.
El señor que paseaba con su esposa y su hijo por el malecón coordinaba por teléfono una misa de difuntos. No se le veía nada triste. Qué bueno.
Vino una chica a preguntarme por dónde podía bajar a la playa. Le di dos opciones, a escoger según su estado de ánimo, una por si andaba paseando y otra por si andaba con prisa. Se quedó pensando, y luego quiso dejarme unos cuadernos que llevaba con ella que decía que le pesaban mucho y si tenía que caminar tanto no los quería tener con ella. Yo le mentí y le dije que ya me iba pronto, que no podía dejarlos conmigo. Casi en ese momento apareció una segunda chica en ese espacio de jardín donde decidí sentarme a relajar. La primera le preguntó si iba caminando hacia la playa. Sí, eso le preguntó. La segunda dijo que no. A lo que la primera añadió: “¿Y sabes por dónde puedo bajar?” La otra respondió que por el puente. Repitió la primera opción que yo di. No me acuerdo más. Simplemente se fueron, no me fijé ni por dónde ni en qué orden. Un par de horas después volví al malecón, a un par de cuadras de donde estuve por la tarde. Y entre los arbolitos vi a dos chicas sentadas juntas, conversando, a contraluz. Eran ellas. Y entonces me sorprendí. Me pregunté si se habrían conocido hoy o si ya se conocían de antes y yo fui la parte de un plan que no se llevó a cabo. Prefiero pensar que decidieron acompañarse en una tarde tan bonita como esa, y sobre todo si iban solas. Las chicas se pararon. La segunda le cargaba los pesados cuadernos a la primera. Se fueron juntas.
Me alegra que se hayan hecho tan amigas.
Por otro lado, los beagles parecen ser lo perros más jodidamente juguetones de esta parte del malecón. Son casi casi un cliché de perro. Sí, lo dije. Un cliché de perro.