martes, 21 de octubre de 2008

la sesión del día

Me dijo que las palabras me asustan. Que tengo que amistarme con ellas: Novio, enamorado, pareja.

Yo tiemblo y pataleo y ella dice que basta. Que por temor a la palabra pierdo de vista el concepto y entonces saco el asunto de mi vida y más o menos que, dice ella, me ando perdiendo de cosas buenas.

Novio: hombre que está obligado a hacer lo que yo quiero. Siempre.

Enamorado: chico de 15 años que hace más o menos de todo para tener sexo únicamente.

Pareja: situación agobiante y alterante en la que dos personas están encerradas para siempre en un cuarto blanco de dos por dos metros.

Eso es lo que pienso de cada una de esas palabras.

Lo que yo imagino cuando ella me pregunta qué quiero de una relación es un jardín gigante, con playa al final. Un avión al norte, un auto al sur. Caballos al este y al oeste unas buenas zapatillas para salir corriendo por si todo eso no ha sido suficiente.

No me parece tan descabellado. Mientras tanto ella dice que me va curar. Vamos a ver quién gana.

encontrado, casi olvidado. rescatado.

sabediosdecuándoesesto. peroes.

1. 

En cunclillas. Respirando, mira al suelo, cuenta 3, cuenta 2 y uno.

Levanta la mirada, fija el objetivo y sale, como una bala lanzada con la mano, una piedra, pesada pero avanzando. El aire casi no mueve su pelo, el esfuerzo se refleja en su rostro, de lejos no se entiende, si no hay viento en contra, si no hay obstáculos, por qué le cuesta tanto. Y allá va, avanza un poco, la roca pierde fuerza, le gana el peso, la bala sin propulsión no llega muy lejos, y enfrenta a una pared que lo detiene. De cara contra el muro el personaje se rompe un diente y se magulla el maxilar.

Cae de espaldas, el cielo se acerca y se aleja, se dice a sí mismo que estuvo bien el intento. Tarde o temprano derribará el muro.


2.

Vienes a buscar duendes aquí. Crees que están debajo de mi cama, esperando a que te asomes, levantes la sábana y les sonrías para que ellos te hagan una demostración de magia pura y verdadera. Te asombren, te hagan creer.

Vienes a buscarlo aquí porque no te cuesta trabajo, porque es fácil, porque siempre va estar ahí y nada va cambiar. La cama lo va acurrucar, lo va abrigar y él va estar cómodo y aguardando. El duende, que tiene la cara que quieres, es del tamaño que más se acerca a lo que crees, sonríe cuando lo deseas, y es tan parte de ti como tu nariz o tus orejas.

Yo no soy nadie para decirte si existen o no. Y no es una crisis de ilusión, no es que mis sueños se estén rompiendo, no es que esté cambiando lo colores por el blanco, el negro y el gris. Pero este duende en particular, mi duende, sólo aparece para mí. Si lo quieres ver vas a tener que decirlo, vas a tener que hacer el pedido con los ojos cerrados y las manos extendidas. Vas a tener que regalarme una flor.



domingo, 19 de octubre de 2008

lo que hicimos con eso

Hicimos un bulto con eso, lo metimos en una bolsa con nudo y allá se fue. Pudimos haberlo tirado al mar pero decidimos que se fuera pa la tierra.

Está enterrado debajo de un montón de hojas húmedas polvorientas. Pegajosas. Está todo bien despedido y a punto de ser recordado como pasado.

Se dijo una pequeña bendición, eso sí. 

lunes, 6 de octubre de 2008

otra vez él

A veces lo extraño desde el fondo. Desde mi mismísima conexión con el cosmos. Desde mi tomacorrientes interno. Lo extraño completamente.

Lo extraño con pasión, sin ansiedad, con completa convicción y placer.

Me detengo un momento, cuando ocurre que lo extraño, y me dejo tomar por esto que es como la resaca de todo lo que pasó, de tanta vida junta. Son segundos, pocos, en que una marea empieza por mis pies, y sube tibia por mi cuerpo hasta llegar por debajo de mis ojos. Y ahí se queda. Sin mojar nada. Y desaparece.

El oculista me dijo que mis ojos andan faltos de lágrimas. Yo sé que esa es una condición destinada a cambiar, a desaparecer. Me rehúso a adjudicarle semejante estado a mi edad cronológica. No lo acepto.

 Mi receta diría algo así como “busque usted algún tipo de confrontación con la realidad y emotive sus ojos”. Algo debe estar por suceder (lo deseo, lo espero, lo pido a lo que queda del año) algo bueno, que regrese mis ojos a la normalidad.

(Extraño llorar mientras lo extraño)

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No tengas prisa, en verdad no tenemos que llegar a ninguna parte.

domingo, 5 de octubre de 2008

falta poco para 28

Te veo todo blanco pedazo de tiempo delante de mí y no tengo cómo mancharte de algo que tenga aunque sea un ligero sentido.

Como anda todo quieto y tranquilo como aguita en un vaso relajado, pues que el único viento que sopla es el de mi respiración. Y sin viento no se avanza, ni para la izquierda ni la derecha. Pasaron las ballenas debajo de mi bote y me dejaron una carta que no debo abrir todavía.

Primero lo primero, me dijeron, y ya tengo los lentes puestos y asumidos y veo mejor. Entiendo mejor, las letras no se juntan, dijo el doctor, mi doctor, nuevo pero viejo, mío, porque me hizo serios descuentos. Mi doctor flaco, alto y pelado, de barba. Mi oculista. Mis ballenas. Mi pedazo de arena y de mar. Mi bote, y mi respiración.

Puse una película a correr ahora, y me llevó en tren entre colores de la vida y maletas de Louis Vuitton que algún día copiaré.

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Hasta que tenga nuevas maneras de juntarlas no se habla más de este asunto con palabras.