viernes, 29 de octubre de 2010

gatos

Tengo un gato negro, un gato escurridizo. Siento sus patitas andar a lo lejos, escucho sus maullidos, pero nunca logro verlo. Yo le dejo comida, le pongo agua, y cada tanto me acerco a su caja de arena y la limpio. No sé en qué momento aparece para usarla, es como un gato fantasma. Escudriñar con el rastrillo entre las piedrecillas blancas para recoger lo que el gato ha dejado es mi manera de estar cerca de él durante el día. Por las noches, cuando me meto a la cama, le dejo un pequeño espacio y me duermo. Al despertar por la mañana, encuentro pelusas negras a mi lado y la manta aún tibia. Por eso le limpio el baño, por eso le sigo dejando comida. Sé que en las noches volverá para cuidar de mí y de mis sueños hasta que la luz se filtre por la cortina y desaparezca una vez más.

3 comentarios:

Daniel Sánchez dijo...

mi gato es gris, es una gata, con ojos claros, uno más bien, perdió el otro en alguna batalla defendiendo mis ideales... aun le dejo comida de vez en cuando, ya no sé si es quien se la come, pero me gusta pensar que me algún día responda a mi llamada, y se meta entre mis piernas, cuesta dejar ir a estos gatos... sus arañazos dejan huella.

CIN dijo...

hola br! gracias por visitar y comentar :) ahí colgué un par más de gatos, la verdad es que dan mucho para hablar.

Daniel Sánchez dijo...

Gracias a ti por volver... por cierto, creo que sin querer se me metió un gato por la ventana...
http://vientodeprimavera.blogspot.com/2012/02/ojos-rayados.html