viernes, 29 de octubre de 2010

una nube

No quiero tener que lanzarme de un edifico para irme de aquí de un solo vuelo. Quiero ser capaz de romper mis ataduras a punta de trabajo y noches de baile y alcohol. Pienso que si pongo la música que me gusta muy fuerte puedo llegar a olvidarme de todo lo que me persigue. Las mañanas que amanecen con el estómago estrujado y sin sol me generan la pregunta, qué tan lejos puedes irte de ti? Y cómo? Y no se puede, y quiero quedarme en este suelo de esta tierra que se revuelca de dolor junto con ella. Quiero hacerle cariños, quiero darle besos a mi hombre, cocinar un rico plato caliente, comerlo viendo tv con él.

Él es mucho mejor que yo. Es pausado, es analítico. Es capaz de entender una situación en segundos y decir algo inteligente al respecto. Apacigua mis furias, despeja mis temores, relaja mis dudas, acrecienta mi confianza. Besa mis manos y mi espalda, me sirve el café, lava mis platos sucios, cuando tengo pesadillas ni me entero, porque susurra despacio en mi oído dormido y convierte a las brujas feas que me asustan en hadas nobles que me cumplen los deseos. Yo, creo, le alegro los días, musicalizo sus horas, caliento su cama. Le saco sonrisas, le hago pronunciar palabras buenas como amor, cielo, futuro. Lo acompaño, le digo que es guapo, que es inteligente, que me gusta. No sé si lo entiendo completamente pero tampoco sé si le hace falta alguien que lo haga porque él parece hacer ese trabajo perfectamente sin necesidad de nadie. Se conoce bien, a diferencia de mí, que me voy enterando día a día, gracias a él, de quién soy yo.

deseos

Se le han cumplido los deseos cada vez que los pide los días sin luna. Justo cuando ladra un perro chusco y una cucaracha es pisada por una mujer de tacones altos.

Ahí.

Los pide y se hacen realidad

Ella me ha regalado un libro muy azul.

Mi libro nuevo de tapa azul

Me habla de mares, cuñas y aletas.

Me salpica la espuma helada, los ojos de sal.

Pestañeo. Parpadeo.

Yo en mi cama, estornudo.

En la página 4 me encuentro con 5 minutos de horizonte.

No estoy segura de estar entiendo y me hago una idea:

Estoy en un bote sobre el mar helado que poco a poco me acerca a la isla que fue cárcel.

El viento enrudece mi pelo. Mi nariz está húmeda.

Es un momento divino de soledad. Y yo estoy sumamente aburrida.

Este libro es demasiado azul.

gatos

Tengo un gato negro, un gato escurridizo. Siento sus patitas andar a lo lejos, escucho sus maullidos, pero nunca logro verlo. Yo le dejo comida, le pongo agua, y cada tanto me acerco a su caja de arena y la limpio. No sé en qué momento aparece para usarla, es como un gato fantasma. Escudriñar con el rastrillo entre las piedrecillas blancas para recoger lo que el gato ha dejado es mi manera de estar cerca de él durante el día. Por las noches, cuando me meto a la cama, le dejo un pequeño espacio y me duermo. Al despertar por la mañana, encuentro pelusas negras a mi lado y la manta aún tibia. Por eso le limpio el baño, por eso le sigo dejando comida. Sé que en las noches volverá para cuidar de mí y de mis sueños hasta que la luz se filtre por la cortina y desaparezca una vez más.